Un grito desde el arte | Expo | Flores del Desierto | Madrid

Palabras de la Pintora Emilia Díaz Banda
Expo Flores del Desierto (Madrid)

Arte de Emilia Díaz. Expo Flores del Desierto,  1er Encuentro del Movimiento MPI y apertura Grito de Mujer 2016: Flores del Desierto en la ciudad de Madrid, España
No es el plano estético ni la belleza de un ángulo facial lo que busco cuando me enfrento al lienzo, ni ello tiene demasiada importancia porque sé más de lo que no busco que lo que busco. Lo que realmente me sorprende y me motiva es lo que encuentro cuando mi mirada se cruza con otras…o, ¿son ellas las que me encuentran? No sé. He pretendido esbozar las miradas de esas mujeres que no tienen voz; incluso he visto algunas que ni siquiera tienen rostro, y otras que ni siquiera existen. ¡Seguramente mi próxima meta será pintar a mujeres invisibles!...sería un gran reto, pero eso… ¿Cómo se hace?

Hoy están aquí a un lado de la pared las que luchan por existir y quieren mirar, pueden mirar, deben mirar, incluso aunque a las más temerosas haya que robarles la mirada. Nos miran con miradas abiertas, penetrantes, febriles, generosas, conmovedoras; en un silencio elocuente que lanza el grito profundo de la tierra acallado en su mutismo de siglos de sumisión, de incomprensión, de soledad, de aceptación de lo inaceptable, de renuncia a su propio yo. Sus miradas explícitas logran por si mismas que nos avergoncemos de mirar hacia otro lado y que nos sintamos cómplices de sus tragedias, como la de Safiya que estuvo a punto de ser lapidada o como el tema de las “niñas madre”, que desde muy pequeñitas tienen que cargar con su hermanos y ejercer de madre a todos los efectos o de las que se ven azotadas por la guerra como ” La mujer somalí” con la desgarradora historia, de haber tenido que elegir a qué hijo salvar o “ La mendiga de la calle Carretas “que carece de piernas y permanece sentada diariamente en el frío suelo del asfalto. Estas son las que sufriendo a diario la injusticia y desigualdad, luchan por defender su dignidad como personas y como mujeres; pero para lograr algo tan legítimo, aún les queda un largo camino por recorrer, y lo están haciendo de la mano de las mujeres que miran desde la otra pared, con miradas menos inquietantes, más seguras y confiadas, pues son las únicas que les pueden allanar el camino y mostrar los atajos, porque ya lo transitaron durante siglos y al fin se encuentran a punto de alcanzar la meta en sus últimas reivindicaciones: ¡Equiparación con el varón en salario y puestos de responsabilidad!

Vida laboral y familiar, que aún viciada por la desigualdad, hace que la mujer trabaje muchas más horas que el hombre en el hogar y en su trabajo y la erradicación de la violencia de género...algo tan utópico para tantas mujeres. Pero todas ellas capaces de transformarse en el mismo plano, en miradas de superación, hacia adelante, limpias y sin atisbo de rencor ni venganza. Con la generosidad del que ya no tiene nada más que perder, auténticas historias de superación. Es muy importante que nunca, nunca, dejemos de mirar… mirar para ver… ver lo que realmente se esconde detrás de cada mirada. 

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